
¿Cómo las empresas pueden «crear el enemigo»?
La competencia debería ser un incentivo para el desarrollo, en lugar de convertirse en una ruina. Lo hemos visto suceder una y otra vez: las empresas se estancan en sus caminos, confían demasiado en la tradición y son demasiado obstinadas para darse cuenta de que la competencia se les está acercando, listas para lanzarse con una nueva innovación.